Paco León es uno de los actores españoles más reconocidos del momento. Saltó a la fama en 2003 con el programa televisivo ‘Homo zapping’. Pero su gran éxito nacional le llegó en 2005, gracias a la serie de televisión ‘Aída’. Su primera película como director, ‘Carmina o revienta’, consiguió en 2012 la nominación al Goya como mejor director novel. 

Paco León estuvo en el Día C para hablar de su trayectoria, de sus películas y de su trabajo en publicidad. Matías Dumont, CEO y fundador de Antiestático, fue quien le hizo la entrevista. 

¿Cómo fueron tus inicios en el mundo del cine? 

Desde los 4 años quería ser actor. A los 15 entré en un grupo de teatro. También hice de payaso en fiestas infantiles. Hice danza, teatro… y también estudié interpretación en el Centro Andaluz de Teatro (Sevilla). 

Con ‘Homo zapping’ empezó a surgir la fama y después vino ‘Aída’. ¿Cómo fue esa primera relación con la fama? 

Fue más paulatino de lo que parece. Yo ya llevaba 15 años trabajando. Te encuentras con la fama como por accidente, no la esperas nunca. Es como una ola que te lleva a sitios donde no quieres ir. Me sirvió para tomar conciencia de lo que quería hacer. Cuando eres famoso, te invitan a cosas, te regalan cosas… Como alguien dijo alguna vez, si no pagas el producto es que el producto eres tú. Con la fama te conviertes en producto, en una marca. Y cuando eso ocurrió, empecé a pensar en manejar mi marca, en producir, en dirigir y definir una manera de comunicarme con la que me identificara.  

Después vino ‘Ácaros’… 

Mi primer fracaso. En el fracaso es donde más se aprende. Aunque en este caso no aprendí nada, realmente. Después tuve otros fracasos más. El éxito y el fracaso son muy relativos. El éxito es una sensación que hay que construir. También influyen las expectativas que uno tenga.  

Y llegó ‘The hole’, una obra basada en el mundo del cabaret. ¿Cómo surgió? 

Me llamaron para hacerlo. Estuvimos construyendo un concepto que no necesitara un solo personaje. Y lo que aprendí es que la diversión no se puede perder nunca. Hay que pasarlo bien en el proceso.  

En 2012,  estrenas ‘Carmina o revienta’, con tu madre y hermana como protagonistas. 

Tenía que contar lo que viví en mi casa. Fue un experimento muy interesante. Una escapada de lo que estaba haciendo. Un guion de 20 páginas con anécdotas de mi madre, 30 euros de presupuesto y 12 días de rodaje. Cuando lo acabamos, no sabía si era un video familiar o una película muy barata. La llevé al festival de Málaga y mi madre se llevó el premio a la mejor actriz. Me llamaron de una distribuidora para moverlo en salas pequeñas. Entonces no había las plataformas de ahora. 

Y tuve que decidir entre distribuirlo en 150 salas pequeñas o hacerlo en multiplataforma.  Como no sabía qué hacer, hice una encuesta en Twitter para ver si la gente vería la película por 1,90 euros. Y la respuesta fue brutal. Sería la primera película que se iba a distribuir en multiplataforma. Se estrenó al mismo tiempo en DVD, salas de cine e internet. ‘Carmina o revienta’ hizo lo mismo que ‘Lo imposible’, pero gratis. Cuando no sabes, es más fácil inventarte otro camino. Fue un experimento que salió bien. La segunda parte, ‘Carmina y amen’, fue el primer estreno que se hizo gratis en toda España.  

En 2018, estrenas ‘Arde Madrid’. ¿Cómo fue? 

Los creadores de ficción pensamos que nuestra obra es tan buena que se vende sola. Pero comunicarlo es muy importante. Es importante que el marketing no sea solo una cosa mercantil, que también sea una expresión de la misma obra. Movistar estaba arrancando. Y encontré cómplices increíbles. La mejor manera de comunicar los valores de ‘Arde Madrid’ fue organizar una fiesta. Vivir ese Madrid de fiesta que se cuenta en la película. También hicimos muchas otras cosas, bolsos, una línea de ropa…  

De nuevo, creaste una marca. Y, en 2022, estrenaste ‘Rainbow’. 

Otro fracaso. Trabajar mano a mano con Netflix fue muy interesante. Es importante que cuando empiezas un proyecto la idea sea muy buena. Que haya una necesidad de contarlo. Que la idea sea muy interesante, aun imaginándotela mal hecha. 

¿La ves como amenaza o herramienta?

Como una amenaza. Todavía está en pañales. Creo que, en lo orgánico, en lo imperfecto, hay algo irremplazable. Todo lo que te hace tarado, diferente, es lo que te hace irremplazable.  

Has protagonizado algunos anuncios. ¿Te gustaría volver a hacer publicidad?  

La publicidad me encanta. Es un medio para comunicar valores, historias al nivel de la ficción. Lo que ocurre es que siempre se coge la opción que menos molesta y esto va en contra de la audacia. Pero creo que merece la pena. Cuanto más estrecho sea el camino, más ingenioso se puede ser. Hay que convencer a los clientes de ello. Ese es el trabajo de la creatividad, ser más ingenioso y perseverante. Creo que se pueden hacer muchas cosas con la publicidad.